Eduardo Jáudenes de Salazar (CEO de MUSIKDEI)
JAZZMADRID PAQUITO D´RIVERA el mejor saxofonista de Cuba.
Paquito D’Rivera un gran saxofonista, ha sido un innovador nato de sonidos y combinaciones de saxo y clarinete
Hay buenos bajistas, hay excelentes bajistas. Y luego esta el contrabajista de la banda de Paquito D’Rivera. ¡Ya lo creo!
Ha desarrollado un sonido muy depurado y bonito.
El pianista de Paquito D’Rivera extraordinario lógicamente, me quedo con su gusto. Hace que su impresionante técnica no parezca un deporte sino sabiduría a la hora mezclar diferentes estilos y rudimentos. Me apasiona.
El xilofonista de la banda de Paquito D’Rivera es un artista de sesión fuera de serie. Honesto. Trabajador incansable de su instrumento. De manos pesadas y poderosas. Excelente pegada pero con dinámicas amplias de sonido. Parco pero preciso, es decir, efectivo, contundente, rotundo como sus negras en el charles semiabierto.
Su arma infalible: su talento y perfecto tempo. Su innata capacidad de medida.
El batería de Paquito D’Rivera otro Caballero del Tempo. Aunque sean distintos pero me recuerda mucho a Angel Celada. Igual de preciso y contundente con el charles.
La colaboración de Antonio Serrano sin ninguna duda el mejor interprete del mundo en la armónica, completaron este concierto que no te podías perder, por su calidad, bajo ningún concepto y que ponía broche de oro y punto final al JAZZMADRID de este año.
Paquito D’Rivera es el saxofonista mayor de Cuba. Un músico de ideas aventureras y líricas, cuya arraigada identidad cubana no impide que doble en cuantas experiencias cosmopolitas -incluso alejadas del jazz- se le ha ocurrido acometer. Ha venido en muy diversas ocasiones y, casi siempre, con un objetivo diferente. Desde “divertirse” en compañía de una big band, a celebrar el fin de año en un club, ofrecer un concierto para presentar un libro propio, estrenar Historia de un soldado, u ocupar la plaza de animador musical en el homenaje a su ilustre paisano Cabrera Infante. El caso es sorprender. Procurar un asombro que no cese. Ahora viene para celebrar el final de la presente edición de este festival, y hacerlo, además, en compañía de buenos amigos; uno de ellos, el armonicista Antonio Serrano.
Nacido en La Habana, en 1948, Paquito es uno de los mejores ejemplos del músico que, pese a las siete décadas que ilustran su fogoso estilo en cualquiera de los vástagos de la familia del saxo –y ser, además, uno de los hijos predilectos de Dizzy Gillespie-, sigue consiguiendo que, a la hora de clasificarle, una parte de la afición se debata en una duda razonable: ¿es mejor músico de jazz, o, por el contrario, lo es como intérprete de culta música clásica? Este último pormenor lo alimenta, sobre todo, la sólida formación académica de la que disfruta y el hecho de haber estado tras los atriles, primero, de la Orquesta del Teatro Musical de la Habana y, después, de la Orquesta Cubana de Música Moderna. De esta última fue, además, fundador, junto a Chucho Valdés, en 1967.
Coincide en este empeño cultista con el trompetista Wynton Marsalis y, sobre todo –como él mismo gusta de declarar- con Duke Ellington. Y también con los pianistas Uri Caine, Keith Jarrett, Chick Corea, el aludido Chucho Valdés y Michel Camilo, entre otros. Precisamente, el último fue conocido después de su participación en el grupo con el que Paquito fijó, definitivamente, en 1980, su residencia en Estados Unidos: Habana/New York Ensemble. Antes, no obstante, había grabado con músicos europeos y estadounidenses, y, sobre todo, había colaborado muy activamente en la creación de Irakere, grupo para el que compuso uno de sus mayores éxitos: una versión del mozartiano Adagio.
Sus conciertos, desde entonces, muestran todos esos itinerarios, más los que ha materializado junto a las decenas de figuras con las que ha actuado y a los grupos a los que ha dirigido. De entre los primeros, urge destacar a George Coleman, Astor Piazzolla, Tito Puente o Chick Corea. De los segundos bastará recordar que, finalizando los 80, estuvo al frente durante varios años de la United Nations Orchestra, de Dizzy Gillespie. Ha recibido, asimismo, diferentes grammys latinos, él último en 2023 en la categoría de Mejor Composición Clásica Contemporánea; un detalle que volvió a desviar su trayectoria jazzística hacia el terreno clásico.
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