Eduardo Jáudenes de Salazar (CEO de MUSIKDEI)
El concierto de, Patricia Barber Quartet dentro del JAZZMADRID23 fue de asistencia obligada para todos los amantes de la música.
Segura y firme.
Sólida de sonido y técnica.
Sonó con noble calidad, sólida, brillante.
Patricia Barber abordando detalles que avalan su clase. Libertades en el uso de la forma y el color que se integran perfectamente en el conjunto.
Dueña del color en los fragmentos más sutiles y delicados, así como en los bellos y poderosos.
Patricia Barber es una artista preparada, con calidades extraordinarias, luciendo primorosa y riquísima técnica, plural variedad de matices y personalidad arrolladora.
Patricia Barber, dueña de una de las voces más enjundiosas del jazz contemporáneo. Una artista diferente que ha sabido fabricarse un espacio musical en el que ella sugiere las ideas, construye luego las piezas con su piano, incorpora instrumentistas amigos en la aventura de la armonización y, al final, pone su canto al material resultante, extrayendo una emoción inédita en otras intérpretes.
El pasado año puso a la venta un disco titulado Clique, en cuyas canciones -como ya se vio en anteriores álbumes también- sigue siendo posible vislumbrar todos los argumentos que alimentan su imaginación desde que, en 1994, diese el definitivo salto a la escena profesional de Chicago. En ese momento, apenas disponía de otro aval que no fuera ser la hija de Floyd Shim Barber, el músico que una vez estuvo tras los atriles de los saxofones en la orquesta de Glenn Miller.
Patricia Barber tiene una voz oscura, de contralto, repleta de ecos de blues siempre en perfecta conciliación con las notas escogidas al piano. El poder que tiene su expresividad está en la dicción, en la persuasión, en la sabia opción que ejercita en cada instante. Ha llegado al punto de madurez exacto; ese en el que se desdeñan los juegos de artificio y es el estilo personal el que fluye libremente. Con tan austeros elementos, volverá otra vez a estrenarnos sensibilidad.
A esta mujer los premios se le acumulan en la biografía, en la misma medida que lo hacen sus discos. En ellos, además de desarrollar ideas propias, Patricia también ha abrazado la música de Henry Mancini, Beatles, The Doors, Cole Porter o Duke Ellington, entre otros. Y no hay amaneramiento alguno en el tratamiento impreso a esta canciones. Todo brota, simplemente, de la realidad del presente, aún despegando de la tradición de un jazz moderno que ya cuenta con más de sesenta años de historia. Y en sus textos, finalmente, cuando pondera el alcance de los sentimientos, hay siempre una intensa tensión emocional. Las pupilas de los asistentes al concierto volverán a encenderse cuando ella aparezca en escena.
No es fácil elegir una propuesta mejor para que JAZZMADRID prosiga ofreciendo un panorama amplio y riguroso del jazz que, en estos momentos, elaboran las mujeres.
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