Eduardo Jáudenes de Salazar (CEO de MUSICAS)
CICLO SINFÓNICO VIII – 22/23El CONCIERTO / CICLO DE LA ORCAM fue de asistencia obligada para todos los amantes de la música.
En el programa:
Johannes Brahms. Canto de las parcas, op. 89
Karol Szymanowski. Concierto para violín y orquesta n° 1, op. 35 Primera vez ORCAM
Piotr Ilich Chaikovski. Sinfonía n° 6 en si menor, “Patética”, op. 74
El violinista FRANCISCO FULLANA, demostró ser un artistas preparado, con calidades extraordinarias, luciendo primorosa y riquísima técnica, plural variedad de matices y personalidad arrolladora.
Se lució plenamente abordando detalles que avalan su clase. Libertades en el uso de la forma y el color que se integran perfectamente en el conjunto.
MARZENA DIAKUN guió con brillantez, precisión y firmeza admirables.
Materializa lo que sugiere con rapidez y precisión.
La Orquesta de la Comunidad de Madrid tocó muy bien y la música fluyó con vivacidad.
Las distintas familias orquestales: cuerdas, metal, percusión, viento, madera estuvieron perfectamente niveladas.
Delicada, cuidando los detalles.
La orquesta se lució plenamente.
Desprendió contagiosa fuerza, plena y poderosa.
Plena de belleza, trasmitiendo emociones físicas.
No puede sorprender a nadie la clase magnífica de la orquesta.
Modelos de quietud, atención, respeto y disciplina.
Medida justa de virtuosismo y sentimiento.
Segura y firme.
Sólida de sonido y técnica.
Sonó con noble calidad, sólida, brillante.
El Coro de canta y vive la obra con pasión. Bajo la manuconducta de JOSEP VILA I CASAÑAS
Mereció la pena, sin lugar a dudas, montar y ver este concierto.
Un concierto que no te podías perder bajo ningún concepto.
Dos despedidas y un encuentro: Gesang der Parzen, op. 89 (Canto de las parcas) no fue la última composición de Brahms, pero sí su última obra para coro y orquesta escrita en el verano de 1882. Se basa en Ifigenia en Tauride de Goethe, una reescritura de la tragedia griega de Eurípides, y es un texto lúgubre que subraya la impotencia de los seres humanos ante un destino inexorable. La obra es inusualmente oscura, algo que refuerza la conformación del coro al dar énfasis a las voces graves (SAATBB).
Apenas una semana después del estreno de su Sexta sinfonía, en octubre de 1893, Chaikovski falleció de manera repentina. Su obra postrera está envuelta en un halo de misterio, al igual que su muerte. En su estreno se tituló Sinfonía de programa sin desvelar cuál era este, y posteriormente se cambió por el rótulo de Patética (de pathos, sugiriendo un sufrimiento apasionado). Su primera interpretación “no fue exactamente un fracaso”, según informó el propio Chaikovski, “pero fue recibida con cierta vacilación”, acaso por el secretismo y el misterio que la rodeaba.
Y acabamos con un encuentro. Los resultados de la incesante búsqueda de Szymanowski de una voz propia se manifestaron en su Concierto para violín no.1, 0p. 35. Lo compuso inusualmente rápido, esbozándolo durante el verano de 1916 y orquestándolo en el otoño. Su buen amigo, el violinista Paweł Kochański, al que dedicó la pieza, le ayudó activamente en su composición. “Debo decir que estoy muy contento, una música nueva y diferente, pero al mismo tiempo un regreso a lo viejo. Todo es terriblemente fantástico e inesperado”, confesaba el compositor.
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