Eduardo Jáudenes de Salazar (CEO de MUSIKDEI)
El éxito de Oco, The Show no se mide por los millones de entradas vendidas, sino por los millones de hormonas de la felicidad segregadas por los asistentes al espectáculo.
Dos estilos diferentes, flamenco y rock & roll, dos personalidades, por un lado el flamenco del cantaor Antonio Carbonell, por otro el rock de Tim Ries (saxo de los Rolling Stones), Bernard Fowler (vocalista de los Rolling Stones), embarcados con un capitán común, uno de los mayores promotores internacionales, Pino Sagliocco, que nos ofrece un espectáculo personal, Oco, The Show, el espectáculo musical de tu vida, una propuesta rompedora, una fusión del flamenco y el rock & roll que une el arte con la música, la danza, la moda, la gastronomía y hasta con el sentido del olfato (con una fragancia creada en exclusiva para este evento).
En el escenario del Teatro Albeniz 23 músicos de primer orden, haciéndonos vivir la borrachera de los sentidos, que nos enseña a vivir, comprobamos la diferencia entre espectáculo, arte y arte fascinante: el espectáculo se convierte en arte cuando absorbe los sentidos del espectador y el arte en fascinante, cuando además de los sentidos absorbe su alma y consigue abrir los corazones a la emoción, parece que la técnica lo abarca todo pero de nada sirve si no está al servicio del arte, ese pequeña línea, pero importantísima, que separa el mero espectáculo del arte fascinante, eso solo se logra cuando se interpreta con amor, buscando la perfección, la belleza y el buen hacer, se da plenamente en este espectáculo, donde prevaleció en todo momento la estética, la pasión, la buena música, la belleza, la poesía, el virtuosismo y la emoción.
Porque no hay que tener miedo a la locura, hay que salir a la calle, arriesgarse, ir hacia adelante. Y en esta industria hace falta más locos como Narcís Rebollo (presidente de Universal) y Pino Sagliocco.
El espectáculo de OCO, The Show fue un éxito, el éxito se obtiene cuando se abre la puerta de la emoción en los espectadores, se puede entrar por la puerta principal o la de servicio, cuando se llama sin avisar, se corre el riesgo de ser arrojado a la calle. Aquí la emoción estaba garantizada y avisada y entró por la puerta principal, la del corazón de los asistentes.
Todos los elementos de la obra permiten dejarnos llevar por la imaginación del autor, haciendo funcionar las neuronas espejo y creándose una comunicación entre la obra y los espectadores. Ese punto mágico de absorción del oyente que sólo las grandes interpretaciones consiguen, donde los espectadores se convierten en energía.
Temas de pop como Aleluya de Leonard Cohen, Janis Joplin, Michael Jackson, John Lennon, The Rolling Stones, Jimi Hendrix… dan pie a la fusión con el flamenco, generando duelos y diálogos entre la percusión del taconeo flamenco y la de la batería del pop, o el taconeo flamenco con el rock del saxo, en flamenco todos se mueven alrededor del bailaor desde las palmas, a la guitarra, pasando por la voz, o el propio ritmo, el bailaor es el centro del universo, pues su taconeao de se convierte en un instrumento de percusión capaz de crear emociones en el público.
En el flamenco las manos son el aire, como cisnes etéreos y zigzagueantes, pero con los pies, el taconeo es la fuerza de la tierra acechante, el arte en toda su figura, uniendo tanta armonía, embellece el aire que rodea, esos movimientos tan bellos, que llevan tan adentro, sombrean todo lo que le rodea, con solo mover sus cuerpos, lo que encierra tanta belleza, brota sin ellos saberlo, con ese gran poderío, que van derramando, al compás del taconeo, cuando están bailando, lo hace sentir tanto, que el suelo tiembla, porque quiere abrazadlos, esa gracia infinita, que siempre perdurara, cuando nace de verdad, ese arte tan grande, Que dios les dad.
El cantaor Antonio Carbonell dueño del color en los fragmentos más sutiles y delicados, así como en los bellos y poderosos. Lució calidades de color, fraseo, dulzura y exquisitez en el filado admirables. Da gusto escucharle. Hace disfrutar mucho al público oyéndole cantar, de muy amplio caudal, agradable y afectivo, extensa y bien proyectada voz, arriba en unos medios amplios y timbrado exquisito.
El blues, con sus perfecta estructura de doce compases, cantado por Bernard Fowler (vocalista de los Rolling Stones), de timbre cremoso y perfumado, de insólita igualdad de registros, de fácil y sonoro agudo, centro lleno y graves naturales y bien proyectados. Los músicos tocaron muy bien y la música fluyó con vivacidad, fue sobrecogedor.
Hay buenos saxos, hay excelentes saxos. Y luego esta Tim Ries (saxo de los Rolling Stones). ¡Ya lo creo! Ha desarrollado un sonido muy depurado y bello.
OCO, The Show es un espectáculo flamenco rock que no te puedes perder bajo ningún concepto.
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