Eduardo Jáudenes de Salazar (CEO de NEWSDEI)
MANIFIESTO DEL I CONGRESO INTERNACIONAL DE VÍCTIMAS DEL TERRORISMO “MEMORIA PARA EL FUTURO”
Madrid es la región capital de una nación que ha sido duramente golpeada por diferentes formas de terrorismo y el espacio elegido por los terroristas de distinto signo para desencadenar muchos y muy dolorosos ataques mortales, entre ellos el mayor atentado yihadista cometido en suelo de la Unión Europea, el 11 de marzo de 2004, fecha de la que deriva la conmemoración del Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo. Este es también el lugar que acoge el I Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo. Memoria para el futuro. Y, al final de estos dos días, queremos expresar el siguiente manifiesto de consideraciones y propuestas:
1. El terrorismo no sólo es aborrecible desde un punto de vista ético, sino que es radicalmente incompatible con el ejercicio de la acción política democrática. Quienes lo practican, atentando contra la vida y la integridad de aquellos que no piensan como ellos, sólo merecen la condena y el desprecio de toda la sociedad, porque no hay ningún objetivo político que en una democracia pueda reclamarse mediante el asesinato.
2. El terrorismo es claramente la mayor amenaza para la libertad y la seguridad de nuestra sociedad, así como para los derechos y la libertad de los ciudadanos que la integran, especialmente el derecho a la vida.
3. La lucha contra el terrorismo ha de ser una de las prioridades fundamentales de todos los gobiernos, que deben contrarrestar el terror de forma integral, con todos los instrumentos legales a su alcance, manteniendo todas las garantías del Estado de Derecho y las libertades fundamentales. Es su obligación defender nuestros valores comunes y el modo de vida que subyace de nuestra convivencia democrática.
4. El combate contra cualquier forma de terrorismo implica que las sociedades democráticas tengan muy claro que los actos terroristas sólo son responsabilidad de quienes los cometen, y que la mejor forma de combatirlos es con la máxima unidad y desde la solidaridad inquebrantable entre los distintos actores políticos y sociales, que siempre han de expresar la más firme e inequívoca de las condenas, sin fisuras, sin distinción de ideologías y sin utilizaciones partidistas. Este I Congreso Internacional es, de hecho, una buena muestra de la unidad que debe existir entre la sociedad civil y los poderes públicos.
5. Las víctimas del terrorismo han de ser una preocupación prioritaria por parte de las instituciones, ya que son quienes más directamente sufren las consecuencias del fanatismo y de la intolerancia. Sabemos que la democracia nunca podrá devolverles lo que han perdido, pero han de recibir el reconocimiento y la atención que merecen, proporcionándoles justicia, manteniendo su memoria y garantizando el respeto a la dignidad que merece un dolor que nunca prescribirán. Hay que seguir trabajando en la investigación sobre la situación de las víctimas del terrorismo, para mejorar la comprensión y el conocimiento sobre cómo el terrorismo hace mella en ellas, y cómo ayudarlas mejor en sus necesidades.
Es necesario perfeccionar la primera intervención para atender las necesidades de las víctimas en los momentos inmediatamente posteriores a un atentado terrorista. c. Los gobiernos deben colaborar para que las víctimas, sus representantes y sus asociaciones puedan personarse en los procedimientos judiciales que se sigan contra los autores de actos terroristas, incluyendo el conocimiento de su situación y evolución penitenciaria.
Se debe profundizar en el papel que las víctimas pueden desarrollar en el ámbito educativo y en la divulgación social para rebatir y desprestigiar los relatos de odio que desembocan en las acciones terroristas. Es evidente que el terrorismo no puede ni debe justificarse, pero sí que es necesario explicarlo como fórmula para su total erradicación.
Es necesario que las Instituciones y las Administraciones Públicas tomen las medidas necesarias para garantizar que las víctimas del terrorismo jamás caigan en el olvido, así como para que sus voces se escuchen. Es fundamental que los poderes públicos no mantengan equidistancias con aquellos que las dañan ni tampoco con quienes defiendan los planteamientos que justifican los actos que las victimizan, porque proteger y cuidar de las víctimas significa también comprender que las mentiras y las excusas pueden dañar tanto como las balas, las bombas, los cuchillos y los atropellos. f. Y por último, es imprescindible trabajar contra el olvido y el blanqueamiento de los terroristas. Nunca se puede acceder a sus peticiones en el futuro a cambio de dejar de matar.
El terrorismo deslegitima a sus autores para ningún fin político. La vida es sagrada
La presidenta Isabel Díaz Ayuso clausura del I Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo, organizado por la Comunidad de Madrid y la Fundación San Pablo CEU
Díaz Ayuso: “Todas las administraciones tenemos la obligación moral de desenmascarar las coartadas del terrorismo y deslegitimar su trayectoria criminal” • Afirma que los demócratas deben “tener claro que, aunque ETA haya desaparecido, sus organizaciones siguen vivas porque se les está proporcionando un salvoconducto político” • El objetivo de este foro es honrar a las víctimas del terrorismo y “garantizar su memoria en España y en todos los lugares donde haya sufrido” 15 de junio de 2022.- La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha clausurado hoy el I Congreso Internacional de Victimas del Terrorismo, donde ha reivindicado que “todas las administraciones públicas tenemos la obligación moral de desenmascarar las coartadas del terrorismo y deslegitimar su trayectoria criminal”. Durante este foro, que el Gobierno regional ha organizado en los Teatros del Canal conjuntamente con la Fundación Universitaria San Pablo CEU y que cuenta con Su Majestad el Rey, don Felipe VI, al frente de su Comité de Honor, la presidenta ha señalado que los demócratas deben “tener claro” que, aunque ETA “haya desaparecido, sus organizaciones políticas siguen vivas y con más presencia pública que antes”. “Y si esto es así es porque se les está proporcionando un salvoconducto político”, ha añadido Díaz Ayuso, quien ha asegurado que “ni podemos ni queremos olvidar que estas organizaciones siguen sin condenar claramente las salvajadas de ETA, que celebran homenajes humillantes para las víctimas” y que, “por supuesto, jamás han ayudado a esclarecer ninguno de los centenares de crímenes sin resolver”. Para la presidenta, los demócratas que aman la libertad y, por tanto, respetan el imperio de la ley, tienen “la obligación de defender la memoria, la verdad y la justicia, no solo de las víctimas sino de nuestro país”. “Tenemos que trabajar con determinación para que se conozca la verdad frente a la narrativa terrorista e insistir en que aquí no hay una guerra de dos bandos sino víctimas y verdugos”.
Así, ha instado a “recordar que los terroristas no son héroes y que matar y acabar con la libertad de una persona jamás está justificado ni mucho menos utilizando el terror como herramienta”. “Nunca hay razón ni excusa para los crímenes del terrorismo y si el terrorismo no logra ningún avance político matando, mucho menos lo puede hacer por dejar de hacerlo, por dejar de matar, porque de ser así la historia se repetirá una y otra vez”, ha apuntado. En este sentido, ha recordado a los más jóvenes que “hablar de derecho, ley o libertad, nunca pasa de moda”. “Es una defensa que se ha de producir cada día en todos los órdenes de la vida”, ha considerado.
DOS INTENSAS JORNADAS SOBRE VÍCTIMAS Y TERRORISMO Durante dos jornadas, los asistentes a este I Congreso han contado con testimonios directos de víctimas procedentes de distintos países, así como con el análisis de expertos nacionales e internacionales en la lucha contra el terrorismo. De esta forma, se han abordado asuntos como la respuesta del Estado ante este fenómeno, que ha contado con la presencia del consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Enrique López, el exministro de Interior y Justicia, Juan Alberto Belloch, magistrado; el exsecretario de Estado de Seguridad Ignacio Astarloa, o Ignacio Ibáñez, responsable de la Oficina contra el Terrorismo de Naciones Unidas en Madrid. En la segunda de las ponencias, la relativa al papel de las víctimas y sus verdugos en la actualidad, han participado Joaquín Echeverría, padre de Ignacio Echevarría, conocido como El héroe del monopatín; Esther Sáez González, herida en los atentados del 11M; Alberto Jiménez, presidente de la Fundación Alberto Jiménez Becerril; y Luis Alberto San Martín Calvo, hijo de José San Martín Bretón, guardia civil asesinado por ETA en 1982. Bajo el título Funcionarios y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad en la lucha contra el terrorismo, el tercero de los encuentros ha servido para recoger las experiencias profesionales de reconocidos servidores públicos como Germán Rodríguez Castiñeira, ex comisario general de Información de la Policía y máximo responsable de la lucha antiterrorista; Diego Pérez de los Cobos, coronel de la Guardia Civil; Carlos Bautista, fiscal de la Audiencia Nacional, e Íñigo Prado, militar en la reserva. La cuarta mesa redonda, Reconstrucción de la memoria: divulgadores de la dignidad, ha tenido como analistas expertos a Iñaki Arteta, director de cine; Florencio Domínguez, director del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo; María San Gil, que ejerció labores de representación política en los peores años del terrorismo en España; Lilo Vilaplana, director de la película Plantados, que narra las torturas a los presos políticos en Cuba, y María Jesús González, víctima, junto a su hija Irene Villa, de un atentado de ETA en Madrid en 1991.
Entre las víctimas internacionales que se han dado cita en los Teatros del Canal, destacan Guillaume Denoix de Saint Marc, presidente de la Asociación Francesa de Víctimas; Philippe Vansteenkiste, presidente de la Asociación Belga de Víctimas; Michael Gallagher, presidente de la Asociación de víctimas de Omagh; Miguel Folguera, consejero de la AVT; y Eulogio Paz, presidente de la Asociación Afectados 11M. La clausura ha contado con la lectura de un manifiesto, que, consensuado con las distintas asociaciones de víctimas del terrorismo, tiene como objetivo, a través de una serie de puntos, recoger que supone la lacra del terrorismo en la sociedad, cómo combatirlo, y como deben las administraciones públicas actuar para que las víctimas no caigan nunca en el olvido.
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