Eduardo Jáudenes de Salazar (CEO de ARTEDEI)
JUAN JIMENEZ autodidacta, se dio cuenta que lo suyo era la pintura cuando su profesora particular, no iba al colegio, le decía dibuja esto, y el lo hacia muy bien y sin enseñanzas previas.
Luego empezó con el óleo, pintó desnudos en el Circulo de Bellas Artes, sobre todo a Trini, magnífica modelo posando, aunque no muy agraciada, pero que servía muy bien por sus poses y quietud, para dibujarla y pintarla.
Juan Jiménez, excelente dibujante, de trazo limpio y ágil, también destinó sus dotes a la ilustración de libros de narrativa o poesía.
Muy descontento con lo que va de siglo en lo que se refiere al mundo del arte, considera que no hay nada interesante, ningún genio que resalte.
La enseñanza se ha degradado absolutamente, antes para ingresar en Bellas Artes te exigían dibujar a la perfección escultura, ahora puedes acabar la carrera con sobresaliente y no saber ni dibujar ni pintar, y puedes tener el doctorado en Bellas Artes y desconocer por completo quien era Vázquez Díaz, que hasta tiene calle en Madrid, en suma un panorama desolador.
Se admira a pintores, en el mejor de los casos, señala Juan Jiménez, como por ejemplo el maestro Palmero, pero como él decía en privado:
-Se pintar mucho mejor pero lo que hago es lo que más se vende.
Recordando aquella historia de dos charlatanes que visitan al rey indicando que son capaces de elaborar los mejores vestidos y mejores capas que ser humano pudieran haber visto, exigían solo que se les entregaran dinero para comprar las telas, hilos de oro y todo lo necesario para su confección. Dejaron claro que los hijos de los que todos creían que eran sus padres serian capaces de ver las prendas, y solamente aquellas personas cuyos padres no eran tales, no serían capaces de ver las prendas. El rey otorga a los charlatanes todo aquello que solicitaban, encerrados en una habitación bajo llave hacían que trabajaban en las prendas. Nervioso el rey, pues pronto tenía una fiesta a la que quería ir con la ropa elaborada por los pícaros, manda a unos sirvientes a ver que hacían los charlatanes, pero no veían los trajes ni las telas, los charlatanes hacían que trabajaban. Al estar avergonzado de no poder ver las prendas por no ser hijos de quien creían ser, se deshacían ante el rey de loas y parabienes para los picaros.
El rey es llamado a probarse la ropa y al no ver nada, avergonzado como los sirvientes de no ser hijo de quien todos creían ser, se deshacía en loas y parabienes sin ver vestido alguno. El rey monta a caballo y sale todo orgulloso, hacia la fiesta. Un niño pobre al verle pasar le dice:
-El rey va desnudo.
Qué tendrá Palmero para admirarle y pagar tanto por sus obras.
Hoy en día el precio del arte ha aumentado desmesuradamente y su calidad ha disminuido en la misma proporción o más.
Como decía Oscar Wilde, el cínico es el que conoce el precio de todo y el valor de nada. Por eso siempre he pensado:
-Qué poco debe valer esa obra de arte tan cara.
Entre Dalí y Picasso se queda con Picasso por su fuerza y con Dalí como dibujante.
Sorolla, a juicio de Juan Jiménez, ha hecho mucho daño a la pintura, con esas imágenes de playa, niños desnudos bañándose, el lo hacía muy bien, pero muchos de sus discípulos fatal, dando pie a que se hicieran auténtica basura pictórica, queriendo inmitar los temas de Joaquín Sorolla.
Juan Jiménez también ha tocado la fotografía como activista, con muy buenos resultados.
Es un experto retratista, con más de mil retratos, ha conseguido dibujar con notable parecido y embozados en las mascarillas usadas durante el Covid, donde cada retratado tiene dibujados temas que singularizan sus gustos y/o personalidad.
Para Juan cuando tiene algo la tendencia es a conservar, cuando no tienes nada entonces lo que prima es compartir.
Goya lo que hizo fue dibujar fundamentalmente.
Juan Jiménez es un excelente dibujante y el dibujo es la esencia de la identidad del artista.
Mas reportajes, criticas y reseñas en