Eduardo Jáudenes de Salazar (CEO de ARTEDEI)
Annibale Carracci. Los frescos de la capilla Herrera es una exposición de visita obligada para todos los amantes del arte.
Una exposición que no puedes dejar de ver bajo ningún concepto.
Mereció la pena, sin lugar a dudas, montar y ver esta muestra.
Impecablemente organizada por Museo Nacional del Prado. Madrid.
Contando con una magnífica labor curatorial de Andrés Úbeda, Director Adjunto de Conservación del Museo Nacional del Prado.
La exposición estará abierta hasta el 12/06/2022 en el Museo Nacional del Prado. Madrid
Esta exposición, que en el Prado cuenta con el patrocinio de la Fundación Amigos del Museo del Prado y la colaboración del Ayuntamiento de Madrid, reúne hasta el 12 de junio, por primera vez desde 1833, un conjunto de pintura mural de excepcional importancia y que puede considerarse el gran desconocido del catálogo de Annibale Carracci: los frescos que se conservan de la capilla de la familia de Juan Enríquez de Herrera en la iglesia de Santiago de los Españoles de Roma.
La reciente restauración de los siete frescos conservados en el Prado y la colaboración del Museu Nacional d’Art de Catalunya y la Gallerie Nazionali di Arte Antica Palazzo Barberini de Roma han permitido el estudio, conocimiento y puesta en valor del conjunto.
El extraordinario montaje de la exposición permitirá al visitante recorrer las diferentes alturas de la capilla y recrear su decoración.
Comisariada en el Prado por Andrés Úbeda, Director Adjunto de Conservación del Museo Nacional del Prado, se abrirá al público el 8 de marzo, y llegará al MNAC, en julio, para finalizar su recorrido, en noviembre, en el Palazzo Barberini.
En los primeros años del siglo XVII, Annibale Carracci (Bolonia, 1560 – Roma, 1609) se comprometió con Juan Enríquez de Herrera a pintar al fresco la capilla de su familia en la iglesia de Santiago de los Españoles de Roma. Carracci ideó todo el conjunto y llegó a ejecutar algunos frescos antes de que en 1605 sufriera una grave enfermedad que le apartó del proyecto, delegando la ejecución de las pinturas en Francesco Albani.
A pesar de que se trata del encargo más importante recibido por Carracci en el final de su carrera, estos frescos, que reproducen escenas de la vida de san Diego de Alcalá, franciscano andaluz fallecido en 1463, son prácticamente desconocidos en su conjunto para el gran público debido, entre otras circunstancias, a su dispersión.
El arranque de las pinturas de los muros de la capilla a causa del deterioro de la iglesia, provocó que, de los diecinueve fragmentos de pintura mural existentes, solo dieciséis llegaran a España (7 fragmentos se conservan en el Museo Nacional del Prado y 9 llegaron a la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi desde donde fueron depositados en el MNAC), y los tres restantes se depositaran en la iglesia romana de Santa María de Montserrat, donde no han podido ser localizados. Allí se trasladó también el cuadro del altar, donde hoy continúa.
El conjunto del Museo Nacional del Prado está formado por siete frescos. Los primeros son los cuatro trapecios que decoraban la bóveda de la capilla y que narran asuntos relativos a la vida del santo protagonista: San Diego recibe limosna, la Refacción milagrosa, San Diego salva al muchacho dormido en el horno y San Diego recibe el hábito franciscano. Además, el Prado posee tres de los óvalos que se situaban en las pechinas: San Lorenzo, San Francisco y Santiago el Mayor. Estas obras se exponen por primera vez después de su reciente restauración.
En el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) de Barcelona se conservan —como depósito de la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Jordi, donde ingresaron oficialmente el 9 de agosto de 1851— otras nueve pinturas murales, las dos que se situaban en el exterior por encima del acceso a la capilla, la Asunción de la Virgen y los Apóstoles alrededor del sepulcro vacío de la Virgen, y otras cuatro, arrancadas de las paredes laterales del interior, la Predicación de san Diego, la Curación de un joven ciego, la Aparición de san Diego en su sepulcro y el Milagro de las rosas. Además el museo de Barcelona cuenta con otras tres pinturas al fresco que representan al Padre Eterno, extraído del cierre semiesférico de la linterna, a san Pedro y a san Pablo, santos que flanqueaban el cuadro del altar en el muro testero de la capilla.
Este cuadro de altar, pintado al óleo sobre tabla, San Diego de Alcalá intercede por Diego Enríquez de Herrera, se encuentra hoy en la iglesia de Santa María de Montserrat de Roma.
Junto a estas pinturas se exponen dibujos relacionados, estampas que reproducen los fragmentos perdidos y libros de exequias de los reyes de España donde se reproduce el interior de la iglesia.
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